Taigi salió al porche arrastrando las pantuflas con un chasquido seco. Anunciaban que él era un largo y solitario fragmento de la eternidad. Se sentó en el escalón desgastado y sus ojos se demoraron en las mil lucecitas que brillaban y perforaban la oscuridad de la noche calurosa.
-¡Mira las luciérnagas!- exclamó.
Después se dio cuenta de que estaba solo. Ella ya no estaba.
“¿Sería una luciérnaga?”-pensó y siguió pensando en ella hasta que se durmió.
Marta Alicia Pereyra
Morteros, 20-11-11
Este haiku fue mi fuente de inspiración:
Luciérnaga en vuelo;
¡mira! iba a decir, pero
estoy solo.
Taigi
.
Este haiku fue mi fuente de inspiración:
Luciérnaga en vuelo;
¡mira! iba a decir, pero
estoy solo.
Taigi
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